HEAL
De cómo TikTok ha cambiado las reglas del juego en la belleza
De lo inútil a lo peligroso, de lo divertido a lo ingenioso, de lo práctico a lo absurdo, todo tiene cabida en TikTok. La plataforma se ha convertido en el referente de las tendencias y trucos de belleza. Unos, nuevos; muchos, no tanto; algunos verdaderamente interesantes y otros en absoluto aconsejables.


Carmen Lanchares es periodista de vocación y formación, ex-editora y directora de la sección de belleza de Vogue España durante 22 años. Esto le permitió vivir muy de cerca la evolución (y revolución) de un sector cada vez más vinculado al bienestar físico y mental de las personas. Descubridora tardía del yoga, firme defensora de la cosmética que aúna ciencia y naturaleza, disfruta indagando sobre tendencias y la conexión entre los movimientos sociales y el mercado de la belleza como sobre las historias y personas que hay detrás de cada producto o propuesta. Ha sido profesora y coordinadora de la asignatura de Belleza y Salud del Máster en Comunicación de Moda y Belleza Vogue-Universidad Carlos III.
Es el gran oráculo de la belleza. Y del fitness, de la moda, la salud o la alimentación… Nada se le resiste a TikTok, Y si la plataforma (con más de 1.000 millones de usuarios activos a julio de 2022) dicta que se lleva la piel glaseada como esponjosos donuts recién salidos del horno, las marcas de cosmética saldrán al quite, raudas y veloces, con la última fórmula ad hoc para embadurnar el rostro hasta conseguir ese acabado brillante y jugoso.
Hoy nada es tendencia si no está bendecido por las visualizaciones (contabilizadas por millones) en la aplicación. Convertida en aval de lo que está de moda, todos bailamos al son de TikTok. Difícil sustraerse a su poderoso influjo, porque, usuarios o no de la app, un sinfín de voceros se afanan en reproducir hasta la saciedad lo que triunfa en esta red social.
Y lo que triunfa no siempre es nuevo. Pero si algo tiene TikTok, además de engancharnos con sus trucos y desafíos, es su capacidad para que sus propuestas parezcan lo nunca visto cuando en realidad algunas (bastantes) ya las conocían nuestras abuelas. ¿Su secreto? Darles un nombre divertido, ocurrente o pintoresco.
Es el caso del slugging, el no va más para hidratar la piel según TikTok y cuyo nombre deriva de slug (babosa). Curioso nombre para una práctica que poco tiene de nueva, ya que no es otra cosa que aplicar una buena capa vaselina en el rostro para ‘sellar’ la piel e impedir la pérdida de agua transcutánea dejando un acabado gelatinoso que recuerda el aspecto viscoso del rastro que sueltan las babosas.
Todo lo que toca TikTok se convierte en tendencia. Y la belleza es uno de sus puntos fuertes. Justo es reconocerle el impulso que ha dado al maquillaje. La plataforma, con sus videos cortos y virales, es terreno abonado para este tipo de contenidos que se mueven al ritmo de las modas y se prestan a la experimentación y al juego.
También ha permitido popularizar y acercarnos toda suerte de técnicas y productos hasta no hace tanto constreñidos al ámbito profesional al tiempo que, gracias a la imaginación y la inventiva de sus usuarios, se ha convertido en trampolín de nuevas (y buenas) ideas. De esta forma, por ejemplo, TikTok sacaba el colorete de su ostracismo tradicional con su propuesta de look estival de emular el aspecto de cara ‘quemada’ por el sol. Paralelamente, nos desvelaba su uso inesperado para camuflar las ojeras.
Las tendencias en la red se suceden a un ritmo nunca visto y pasamos de aplicarnos el maquillaje con el rodillo de jade a usar la espumadora de leche para batir nuestro fond de teint con agua con el objeto de conseguir una textura mousse, más ligera, liviana y natural (como si no hubiese suficiente oferta en el mercado). El caso es que gracias a todo este movimiento y al auge de los contenidos digitales “estamos consumiendo más productos de belleza que nunca”, según afirmaba Mikai McDermott, teórico de la belleza y creador de contenido, en la revista Bustle.
No obstante, debemos agradecerle a TikTok su labor, sobre todo a raíz de la pandemia, en la concienciación de la importancia de cuidar la piel. Sin embargo, como publicaba recientemente BOF (la biblia digital de las tendencias de moda -y belleza-), la influencia de las redes y la obsesión por una piel más radiante y un rostro ‘más instagrameable’ está detrás de la creciente demanda de bótox y procedimientos estéticos entre los jóvenes de la generación Z.
No te la juegues
Junto a su vertiente lúdica, divulgativa o formativa en materia de belleza, TikTok posee también un lado oscuro. El entorno favorece a que no pocos influencers se hayan convertido en improvisados gurús, inundando las redes de mitos y consejos que van de lo disparatado a lo dañino y han llevado a algunos de sus seguidores a dejarse la piel (literalmente) en el intento.
Patochadas en nombre de la belleza siempre han existido, el problema es que ahora su influjo es exponencial. Lo peligroso de las redes es que lo mismo que sirven para divulgar masivamente buenas prácticas también acogen iniciativas arriesgadas y retos insensatos.
Es el caso, por ejemplo, de la difusión que se ha hecho del uso de lejía, carbón activo o envolturas de papel de aluminio con bicarbonato para blanquear los dientes o de la utilización de pegamento para extraer los puntos negros, pasando por otras prácticas descabelladas como aplicar lubricante íntimo como pre-base de maquillaje para aportar más resplandor a la piel (con riesgo de irritación, brotes de acné, obstrucción poros) o succionar los labios con un vaso de chupito o ventosas para aumentar su volumen (lo que puede provocar hematomas o desgarros).
Quiero imaginar que con el tiempo, los caprichosos veredictos de las redes se tornen en contenidos con algo más de sustancia y rigor. La creciente digitalización de los contenidos de belleza ha cambiado las reglas del juego, pero se echa de menos más voces expertas, que entienden que una tendencia no es el fruto de una improvisada ocurrencia pasajera sino un pronóstico basado en la observación y el análisis de los movimientos sociales y culturales y su reflejo estético.