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¿Estresado? Estimula tu nervio vago
El nervio vago es un concepto en boca de muchos profesionales de la salud y bienestar holísticos. Hoy te contamos todo sobre su función en el cuerpo, cómo estimularlo y el impacto que tiene en el estrés

El nervio vago, también conocido en el mundo de la ciencia como “nervio neumogástrico”, es un nervio que se localiza en el cerebro y recorre gran parte del cuerpo: se lo considera como uno de los más grandes. Del latín nervus vagus, su raíz significa deambular.
Tomando origen en el tronco cerebral, aproximadamente detrás de las orejas, este nervio se extiende a lo largo de ambas partes del cuello, cruza el pecho y llega hasta el abdomen.
Su función principal es conectar el tronco cerebral con prácticamente todos los órganos del cuerpo: el corazón, los pulmones, el estómago, los intestinos, el páncreas, el hígado, los riñones, el bazo y la vesícula. Podríamos fácilmente imaginarlo moviéndose de forma lenta y deambulante por los órganos más vitales y esenciales de nuestro organismo.
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Visualízalo como una gran autopista interior con miles y miles de salidas, que en el caso real, son miles y miles de fibras sensitivas, según dicen los especialistas.
El presidente del Instituto Feinstein de Nueva York y pionero en el estudio de este nervio, Kevin Tracey, declara que el 80% de estas salidas de autopista funcionan como sensores internos que reportan todo lo que está ocurriendo en los diferentes órganos del cuerpo al cerebro.
En términos científicos, este nervio es considerado como el componente principal del sistema nervioso parasimpático, responsable de las funciones y actos involuntarios del organismo. Este sistema funciona como un aparato de pausa y reposo. Mientras que el sistema nervioso simpático nos prepara para la acción y es donde se origina nuestra habilidad para estar completamente alerta y reaccionar ante cualquier situación externa, el sistema nervioso parasimpático es el encargado de entrar en un estado de descanso, regeneración y revitalización.
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Por eso, actualmente todos los profesionales hablan del nervio vago: porque si sabemos estimularlo correctamente, podemos utilizarlo para gestionar y reducir el estrés.
La relación entre el nervio vago y el estrés
Como el nervio vago del sistema parasimpático puede cambiar el modo corporal para:
– el descanso,
– la relajación,
– la recuperación,
– la regulación de la frecuencia cardíaca,
– la respiración.
El nervio vago puede tener un impacto directo en nuestra mente y en nuestros niveles de estrés. Al ser una vía de comunicación entre los órganos y el cerebro, aprender a estimularlo nos puede ayudar a gestionar mejor todo lo que ocurre en nuestro interior.
Uno de los factores más importantes para mantener un nervio vago en buen estado es la alimentación.
¿Por qué? Cuando comemos vegetales con fibra y verduras ricas en probióticos, químicos naturales como la insulina permiten sintetizar otros químicos que a su vez van a estimular el nervio vago para activar diferentes partes del cerebro que nos harán sentir de una manera u otra.
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Esto significa que al comer hojas verdes, coles, chucrut, kefir o kombucha, por ejemplo, estamos mejorando la señalización entre el intestino y el cerebro, nutriendo correctamente el nervio vago y mejorando así nuestro estado de ánimo.
Prácticas para estimular el nervio vago
Pero además de la alimentación, existen otras formas de activación. Cantar, tararear o repetir mantras ayuda a activar el nervio vago: un estudio realizado en el año 2013 demostró que un grupo de coristas lograba mantener el ritmo del corazón estable a través de la correcta señalización del nervio vago.
Al cantar o recitar un mantra, la garganta vibra y la respiración diafragmática se torna más profunda, dos elementos que estimulan el nervio vago.
Esto significa que al practicar yoga y recitar el mantra om, estamos estimulando el nervio vago. Que al acudir a una sesión de kirtan y entonar los mantras junto a los demás, estamos estimulando el nervio vago. Que al cantarle una canción a un niño, estamos estimulando el nervio vago.
Las maneras de estimularlo son, por lo tanto, muy variadas y fáciles de practicar: con simplemente desafinar en la ducha es suficiente, ¡ya tienes tu dosis de estimulación y activación hecha!