6 cosas (que no son comida) y alteran tu flora intestinal

Por: Mae Knapougel / Tiempo de lectura: 10 min

Tu microbiota está afectada por muchas cosas, no sólo por los alimentos que consumes. La especialista Aina Mata nos explica qué nos impacta y cómo protegernos.

6 cosas (que no son comida) y alteran tu flora intestinal

El equilibrio lo es todo. En la vida en general, y en nuestro cuerpo. Y así debe mantenerse nuestra flora intestinal.  “El 90% de la serotonina que produces, se segrega en el intestino. El 80% de tu sistema inmune está en tu intestino. El nervio vago es el responsable de conectar el tronco cerebral con el intestino. Con estos datos te lo digo todo”, explica Aina Mata, especialista en psicoinmunología, formada en fisioterapia y reflexología

Pero no solo lo que comemos puede alterar nuestra flora intestinal, la microbiota se ve afectada por muchos otros factores. Mata enumera algunas situaciones que pueden alterarla:

1. Excesivo consumo de antibióticos

Si una bacteria nos provoca una infección, es porque previamente ya había un desequilibrio previo en nuestra microbiota, incapaz de defendernos ante un exceso de bacterias perjudiciales. Menguar nuestra diversidad bacteriana mediante los antibióticos y la excesiva desinfección, esterilización e higienización, tiene consecuencias como las enfermedades crónicas y trastorno del neurodesarrollo como el cáncer, autismo, Alzheimer, Parkinson, obesidad, diabetes, hígado graso, enfermedades autoinmunes, alergias, problemas de piel, entre otros. 

2. Bajos niveles de serotonina

Los síntomas de ansiedad o depresión, así como la disminución de la serotonina, modifican y provocan pérdida de diversidad en la microbiota intestinal.

3. El estrés

4. El sedentarismo 

5. Los tóxicos y los ultraprocesados.

6. Haber nacido por cesárea

La cesárea evita que el recién nacido adquiera de su mamá -a través del canal de parto- las bacterias que comenzarán a poblar sus intestinos, la microbiota. Una desventaja que sólo comenzará a superar pasados seis meses de lactancia materna.

¿Por qué la llamamos flora intestinal?

La “flora” es un término muy criticado en el mundo de la ciencia, cuenta la especialista Aina Mata. Flora era en Roma la diosa de la primavera, los jardines y las flores, así, se utiliza la palabra flora para referirse a todo un conjunto de plantas de un ecosistema. “Nos tiene que quedar claro que nuestros microorganismos no son plantas, no son el reino vegetal”. La microbiota -cuenta- se refiere a la microflora y a la microfauna de una región concreta de nuestro cuerpo, como por ejemplo la microbiota intestinal, que vive en el intestino grueso.

¿Por qué es importante la microbiota?

La microbiota intestinal mantiene un intestino saludable para:

  • Protegernos de infecciones.
  • Ayuda a ingerir los alimentos y aprovechar los micronutrientes.
  • Sintetiza vitaminas y otras sustancias para que el cuerpo funcione de manera óptima.
  • Ayuda a mantener el sistema inmunitario en equilibrio.
  • Es un medio de comunicación con el resto de nuestro organismo.
  • A mayor alteración de la microbiota, mayor vulnerabilidad a desarrollar psicopatías.

¿Cómo mantener una microbiota en buen estado?

La clave está en la comida y la forma de vida de nuestros abuelos o bisabuelos, advierte la especialista. “Comida real. Nada de plásticos y un entorno poco tecnológico”. Además, cree importante reducir el estrés: “es un ladrón de defensas naturales, favoreciendo la inflamación y, por lo tanto, desequilibrando el sistema digestivo”. 
Todo ello es capaz de repercutir en la frecuencia para ir al baño, causando de esta manera el estreñimiento, diarrea o persistente flatulencia. Mata nos deja 9 consejos para comenzar a regenerar desde ahora nuestra “flora” intestinal: 

  1. Practicar ejercicio físico regular. 
  2. Consumir prebióticos, que fomentan el crecimiento de las bacterias intestinales beneficiosas.
  3. Preferir alimentos de origen vegetal ricos en fibras prebióticas: verduras, frutas, cereales integrales, legumbres, frutos secos y semillas.
  4. Eliminar el azúcar refinada y los procesados de la dieta.
  5. Revisar nuestras amistades. Observar cómo es nuestro entorno.
  6. Mantener un contacto regular con la naturaleza y la desconexión digital. 
  7. Comunicar, hablar de tus sentimientos, traumas y problemas no resueltos, pedir ayuda y dar ayuda cuando alguien lo necesita. A mayor diversidad microbiana, mayor empatía, mayor comunicación asertiva.
  8. Descansar, tener en cuenta nuestro propio ritmo circadiano y respetar las horas de luz y las de oscuridad.
  9. Respirar. Recuerda hacerlo despacio por la nariz.  

SUSCRIBIRSE A NUESTRO NEWSLETTER

No te lo pierdas. Mantente actualizado y obtén un 10% de descuento