Mi historia con una dieta basada en plantas viene relacionado con mi pasión por la salud y el bienestar
Quiero clarificar que no soy 100% vegana, ni siento la necesidad de crear una identidad a través de lo que como


Rocío Araujo es health coach certificada del Institute of Integrative Nutrition. Es co-creadora del curso “Nourish” un programa introductorio para los que busquen transicionar a una alimentación basada en plantas. También es la community & creative manager de Lamarca Well. Es un alma curiosa y viajera apasionada por el bienestar y siempre busca experiencias que le aporten mayor conocimiento de sí misma y el mundo.
Soy coach de nutrición holística, enfocada en apoyar a la gente que busca transicionar hacia una alimentación basada en plantas. Muchas veces me preguntan por qué cómo de esta manera, y siempre termino respondiendo del mismo modo: “A través de la experimentación con mi propio cuerpo, descubrí que es simplemente lo que me sirve a mí en este momento de mi vida”.
Todos somos diferentes y vamos cambiando a lo largo de la vida. Me parece esencial nunca ceñirse a una sola idea, sino más bien fluir y tener presente siempre lo que te pide TU cuerpo. Sobre todo, me parece importante poder conectarte contigo mismo y con tus valores ante cualquier situación que te presente la vida.
Creo profundamente en el poder de la alimentación como sanación y como vehículo hacia el amor propio. Te animo a que pauses y te observes, intencionando cada acción y decisión que hagas a través del amor. Aquí te cuento cómo llevar esta alimentación me ha servido a mí, impulsándome cada vez más a despegar en un viaje interno hacia mi misma.
¿Cómo comencé en esto?
Desde muy pequeña he tenido un estómago muy sensible y siempre estaba sufriendo de algún tipo de problema digestivo. Nunca le había puesto mucha importancia, me habían explicado que esto era “lo normal” y que tenía que lidiar con ello toda la vida.
A la par con estos síntomas, empecé a llevar una alimentación algo más saludable. Era deportista y estaba consciente de que no podía comer lo que fuera sin fluctuar de peso. Lentamente, empecé a eliminar los azúcares refinados/dulces, reemplazándolos por mucha fruta. Al pasar unos años, me mudé a Canadá y empecé a aventurarme en el mundo de lo “integral’,” incorporando arroz integral, pan integral, etc. Igualmente -aunque no fue de una forma drástica- lo hice enfocándome simplemente en comer lo menos procesado y casero posible.
LEE TAMBIÉN: Tres claves para iniciarse en una dieta regenerativa
Lo que marcó un antes y después en mi vida, sin embargo, fue cuando me mudé a Los Ángeles sola a los 17 años. No sabía cocinar. Al llegar, la única opción de comida -viviendo en una residencia- era la cafetería. En Estados Unidos, la calidad de la comida no es de las mejores, como muchos ya sabrán. Todo me sentaba fatal aunque comiese “sano” y no entendía el porqué.
Recuerdo un día que, mientras estudiaba en la biblioteca, literalmente no podía pararme de lo tanto que me dolía el estómago. Mi compañera de cuarto en ese entonces era vegetariana, y al contarle esto me “retó” a probarlo por una semana a ver cómo me sentía. Nunca me lo había planteado antes, pero estaba en tanto dolor qué decidí lanzarme.
Lo que he aprendido
Sorprendentemente, me encantó. Al cabo de unos días ya me empecé a sentir más ligera y con más energía. Diría que ahí empezó mi verdadera pasión por la nutrición. Comencé a leer libros, me registré en varios cursos y aprendí a cocinar con mi abuela un verano. Al estar viviendo en Los Ángeles, fue muy fácil integrar estos cambios: el tema está bastante normalizado y hay muchísimas opciones.
Poco a poco empecé a aprender sobre la falta de ética y sostenibilidad detrás de la industria animal, lo que me confirmó mi decisión. Alineándose así la nutrición con mis valores de salud y bienestar, no solo hacia mi misma sino también hacia el planeta y los animales.
Mi camino con mi alimentación no ha sido nada lineal. Tengo claro que nunca lo será. Lo que sí me he dado cuenta es cómo me ha ayudado a conectarme más conmigo misma y, consecuentemente, con los demás. Me da calma y paz interior saber que estoy viviendo conscientemente y alineando mis acciones con mis valores.
LEE TAMBIÉN: ¿Sabrías cocinar para un frugivorista? Conoce los tipos de alimentación que existen
Siento que esa coherencia es lo que me ha ayudado a cultivar una sensación profunda de alegría en mi día a día. El poder mostrarme cómo soy y hacerlo de manera coherente con mis acciones. Intento comprar orgánico y local, apoyar pequeñas marcas que están haciendo lo que puedan para darle visibilidad a la crisis climática e intento ser muy consciente de dónde viene lo que compro, qué tanto me importa.
Todo esto se relaciona con mi intención de vivir la vida lo más consciente y compasiva posible. Entiendo que no sea de esta manera para todo el mundo, pero es lo que me sirve a mí. Por eso, junto a otra health coach, hemos decidido sacar el curso “Nourish”, un programa introductorio a la alimentación basada en plantas donde podrás aprender sobre la nutrición básica, las fuentes de proteína, suplementación necesaria, básicos de despensa y mucho más para acompañarte hacia una alimentación más vegetal.
Algunos deliveries
- Gabfoods
- Plantarse
- Posdata foods
- Pachamama Bakery