Cabe preguntarse si la IA estará capacitada para adaptarse a la naturaleza y las necesidades específicas de cada individuo. En lo personal, he encontrado en prácticas corporales como la terapia cráneo-sacral una excelente herramienta terapéutica para tratar a pacientes con importantes cuadros traumáticos, no identificados, no verbalizados.
Un ejemplo de apoyo
Para el terapeuta tradicional es fundamental establecer un conocimiento amplio sobre la historia y la personalidad del paciente. Recopilar sus datos específicos en un contexto donde el número de sesiones es limitado, y los costos son altos puede tomar mucho tiempo.
Una de las principales ventajas de la IA en la psicoterapia es que introduce cambios en el proceso psicoanalítico para reducir el tiempo de las sesiones, permitiendo que el paciente sea más participativo. El terapeuta, gracias a la recopilación extensa de data, puede anticiparse a las experiencias del pasado del paciente y de su contexto actual.
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Un conocimiento más profundo del paciente mejora el trabajo del psicólogo porque acelera la búsqueda de alternativas de solución y, por lo tanto, acorta el tiempo de la terapia.
Autores como Ferenczi and Rank creían que acortar el tiempo de la terapia no era solo una cuestión de economía, sino también técnica. Según ellos, un número predefinido de sesiones induciría al paciente a adoptar una actitud más adulta, más responsable de su proceso.
Otra de las ventajas de la IA en nuestro campo es sin duda el apoyo terapéutico a personas con problemas de salud mental y sin acceso a atención. Para abordar esta enorme crisis de salud mental que tenemos a nivel mundial, creo que la IA puede desempeñar un importante papel en la atención de potenciales pacientes, y llenar parte de ese vacío en la escasez del recurso humano capacitado.
Cubrir las necesidades técnicas
Durante el acto de inauguración del XXII Congreso de Salud Mental España, SAR la reina Letizia nos recuerda unas cifras preocupantes: en España, por cada 100 mil habitantes hay 6 psicólogos clínicos. Esto representa 3 veces menos que la media europea.
En todo caso, el tiempo irá revelando los impactos que esta tecnología pueda tener en nuestras relaciones humanas, pero será necesario evaluar los inconvenientes que puedan derivarse de su aplicación. ¿A dónde va a parar la información privada que revelamos a un chatbot de terapia?
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Si bien los terapeutas humanos están sujetos a las leyes de privacidad y confidencialidad, ¿qué pasa con la información que el individuo facilita para instalar y usar una aplicación de chatbots? Si bien la terapia de IA tiene el potencial de hacer que la terapia sea más accesible, ¿estaremos favoreciendo un sistema que compromete la privacidad de aquellos que tengan que aportar sus datos personales para tener acceso a una aplicación creada por la IA?
Al igual que con muchas tecnologías, el inicio a menudo genera más preguntas que respuestas. Personalmente no creo que el terapeuta humano pueda desaparecer en un futuro inmediato.
Los algoritmos aún no están desarrollados al punto que puedan imitar las complejidades de la emoción humana, y mucho menos emular el cuidado empático. Sin embargo, el profesional de la salud mental tendrá que vigilar y determinar cómo implementar cuidadosamente esta tecnología.
Saber cuándo su aplicación pueda resultar útil y cuándo lo más conveniente será mantener la interacción de persona a persona, sobre todo en terapias psicodinámicas como hemos expresado anteriormente.
FUENTES: FRONTIERSIN, PSYCHOLOGY TODAY
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