Mi experiencia con una terapia de regresiones

Por: LMW / Tiempo de lectura: 10 min

¿Regresiones?¿Vidas pasadas? A mi también me sonaba muy raro, por eso decidí probarla yo misma y comprobar su efectividad.

Mi experiencia con una terapia de regresiones

Toda mi vida había rechazado los rituales y prácticas alternativas. Tanto por la poca credibilidad que me inspiraban, como por la falta de información que tenía sobre ellas. Recientemente, empecé a escuchar experiencias positivas de personas a mi alrededor que se habían animado a participar, y esto me impulsó a querer informarme en profundidad sobre algunas de estas terapias. No confiaba en ellas, por lo que pensé que la única forma que tendría de confirmar su eficacia sería experimentándolo.

Me puse en contacto con una profesional dedicada a la realización de terapias regresivas, Beatriz Báñales. Si iba a probar una terapia alternativa, debía asegurarme que se tratara de una de las más peculiares: asistí a una terapia de regresiones. Estas terapias te guían para hacer un recorrido mental de tus vidas pasadas, sometiéndote a un estado, al que yo situaría en algún punto entre la tranquilidad absoluta y la hipnosis.  

En teoría, con las terapias regresivas no solo resolvemos conflictos, sino que también podemos descubrir la causa de una situación concreta en la vida actual que pueden venir de situaciones o relaciones que no quedaron resueltas en el pasado. 

El momento de la terapia

Me reuní con Beatriz a las 10:30 de la mañana, algo asustada, sin experiencia previa en ninguna otra práctica alternativa, pero con ganas de por fin resolver mi gran duda: ¿funcionará?

Me tumbé en un espacio relajado y silencioso, tapada con una manta y cuando quise darme cuenta, la calmada voz de Beatriz ya se había apoderado de mi mente. Una nube esponjosa y brillante entraba por mis pies, se hacía lentamente con todo mi cuerpo, subiendo hasta mi cabeza. Sentí que estaba flotando, como si mi cuerpo no pesara nada y la mente estuviera completamente en blanco

Esto, sin duda, fue lo que más me asombró de toda la terapia: la capacidad que tuvo para que mi cuerpo dejara de responder por sí solo. Ni aún concentrándome al máximo hubiese sido capaz de mover un dedo en este estado. Una vez ahí, comenzó a guiarme, y a permitirme que mi cabeza y mi imaginación fluyeran al son de sus palabras.  

Estábamos en un bosque. Me describió ese lugar a la perfección, haciendo que llegara a imaginarme hasta el ruido de los pájaros, el viento soplando en mi cara o el olor de las flores a mi alrededor. Cuando alguien nos describe a otra persona, una casa o un lugar, nuestro inconsciente se imagina automáticamente cómo cree que será.

Exactamente esto era de lo que trataba el ejercicio, de dejar llevar la imaginación, sin pensar demasiado

Al fondo del bosque había una cabaña. Cada uno tiene la capacidad de decorarla a su gusto, crearla a su agrado, dándose el placer de dejarle el trabajo al subconsciente. En la planta baja de la casa es donde se encuentran las vidas malas que hemos tenido, en esta sesión Beatriz prefirió no enseñármelas, pues al tratarse de una sola sesión prefirió dirigirla únicamente a los aspectos positivos. 

En la planta alta se encontraban puertas grandes, luminosas: las vidas pasadas positivas. Había que elegir una de estas puertas, pero la que yo vi en la planta alta, se trataba de una muy pequeña y poco luminosa. Aún así, decidimos entrar. 

A partir de este momento Beatriz me fue guiando: “¿Dónde estás ahora?” “¿Con quien?” “¿Cómo eres?” “¿Qué edad tienes?”. Mi mente me dijo que tenía aproximadamente 5 años, una niña que vivía con su abuelo. La experiencia trata de ir averiguando cosas, como una especie de juego en el que no debes juzgar a la mente y en la que los pensamientos de alguna forma empiezan a entrar y salir por sí solos. 

Me sentía dormida, como en un sueño, como si no fuese capaz ni de abrir los ojos, pero evidentemente no lo estaba, pues me encontraba hablando con Beatriz. Cada situación en la que me encontré durante esta primera puerta fue negativa, caracterizadas por muertes y soledad. Se intenta ser capaz de imaginar situaciones que corresponden a diferentes etapas de tu vida hasta llegar al día de tu muerte.  

Mis puertas y mis experiencias

Estas sesiones se recomiendan también para personas que estén sufriendo o que tengan problemas en su vida que quieran solucionar, por lo que se aconseja participar en varias sesiones para poder llegar a zanjar el asunto. Al hacer solo una, Beatriz quería que la experiencia fuera positiva, evitando que me fuera de ese lugar con un mal sabor de boca.  

Debido a esto abrimos otra puerta, esta vez una grande, de la que salía muchísima luz. Al igual que la vez anterior, Beatriz me fue guiando por las distintas etapas de mi vida, siendo esta una muy familiar, exitosa y tremendamente feliz. 

Al final de cada una de estas vidas, la terapeuta te dice que imagines que estás en un lugar parecido al cielo, lo que ella se refiere como un espacio entre vidas, un lugar al que irías cuando mueres. También hay más personas, y una de ellas puede acompañarte a mirar hacia abajo, donde se puede ver desde otra perspectiva las vidas a las que has accedido. Desde ahí, se puede ver como una especie de resumen de lo que ocurre en estas vidas y puedes pensar en que te llevas o qué has aprendido de cada una de ellas.   

La primera puerta, la vida negativa, estaba llena de situaciones infelices, en las que me faltaban las personas que quería, lo que me llevaba a una muerte en soledad. Es probable que el miedo a la soledad y a la muerte los hayan provocado las circunstancias vividas durante esta vida. La otra, una vida ideal, impulso de mis motivaciones de hoy en día. 

Para salir de este estado, la nube va poco a poco saliendo del cuerpo, y Beatriz me aconsejó que fuera abriendo los ojos lentamente e incorporándome a mi vida real. 

Por muy extraño que pueda parecer, el estado de hipnosis o de tranquilidad pura al que estaba sometida, hizo que me sintiera en una especie de sueño, en el que no tenía control de las imágenes que venían a mi mente. Además, la terapia tuvo una duración aproximada de 2 horas y en mi cabeza todo había pasado demasiado rápido, como si hubiera perdido la noción del tiempo.

Fui capaz de dejarme llevar por la terapia, adentrándome en una especie de mundo paralelo. Sin embargo, siempre me quedará la duda de si lo que vi eran realmente mis vidas pasadas o un mero producto de mi imaginación

Sin duda, una experiencia muy recomendable en la que hay que tener claro que no se puede juzgar los pensamientos y entre más te dejes llevar, mejores resultados serás capaz de obtener. 

Lo que dice la especialista

Beatriz Bañales, especialista en terapias de regresión, asegura que a través de estas prácticas es posible solucionar dolores dolores sin causa orgánica, miedos concretos sin causa aparente, fobias, reacciones exageradas a la causa en sí que las origina, bloqueos en áreas concretas, patrones que se repiten en la conducta, culpa, falta de autoestima, negación de uno mismo, entre otros.  

También incluye una lista de beneficios colaterales que se podrían obtener de las terapias: liberación somática y emocional, hacer consciente lo inconsciente, buscar la causa y origen del conflicto, comprender cómo ese recuerdo condiciona la mente, optimizar tu propio potencial, perder el miedo a la muerte, así como desactivar y transformar creando nuevas asociaciones que provoquen nuevas respuestas.

SUSCRIBIRSE A NUESTRO NEWSLETTER

No te lo pierdas. Mantente actualizado y obtén un 10% de descuento